Aforismo: «La sabiduría la hija de la experiencia»
Leonardo da Vinci sabía que nadie nace sabiendo. El camino del conocimiento es largo y espinoso. Para que nuestra mente se abra a él, son necesarias muchas horas de estudio y evaluación, de observación y reposo.
Por eso Leonardo consideraba que era la experiencia, el tiempo, el que aumentaba nuestra sabiduría ya que los actos de cada día generan en nosotros un aprendizaje aunque nosotros mismo no lo consideremos asi.
Él también sabía de la importancia de la actitud hacía dicha experiencia. Su actitud era completamente abierta y positiva. Él quería beber y absorber conocimiento y por ello su sabiduría se multiplicaba gracias a su ansia de conocer. Cuando uno acoje el conocimiento deseándolo, nos aporta mucho más que si simplemente lo guardamos en un cajón de nuestra memoria.
Llevando esta frase a nuestro día a día, considero que a Leonardo le hubieran atraido y al mismo tiempo horrorizado todas las aplicaciones y pantallas que tenemos a nuestro alrededor. La tecnología detrás de ellas hubiese supuesto un nuevo descubrimiento para él pero entender que los hombres pasamos horas mirando dichos aparatos con nuestra mente apagada y buscando sólo el paso del tiempo le hubiera puesto la piel de gallina.
La experiencia de la que Leonardo habla es aquella que te permite ver, tocar y sentir. Es aquella que te hace crecer por ti mismo, no por otros. Somos nosotros los que nos perdemos si no hacemos a nuestro cerebro ser insaciable en la búsqueda del aprendizaje.
